El país de uno, el país nuestro, ahora y siempre.
Pues terminando
de leer “El país de uno” de la maestra Denise Dresser, es un libro que a
diferencia de otros que he leído que me han dejado ese minuto de silencio y
satisfacción al saber que las historias imaginarias que leí tienen un buen
final, y si no tiene un buen final no pasa nada, pues se trata de una ficción.
México no es
una ficción, es una realidad, una realidad con violencia, con asesinatos, con
falta de oportunidades, con autoridades incompetentes, con políticos “transa”,
una realidad con discriminación, intolerancia, un México pobre, sin educación.
Pero México
sólo es el reflejo de los mexicanos y no al revés.
“El país de
uno” es un libro que me llenó de indignación, de coraje, hacia la gente, hacia
la política, y que me indignó al saber que he vivido más de 20 años sin saber
nada de mi país, que he estado inmerso en un sistema que se controla por el que
más tiene y quiere más a costa de otros, en el que hay jefes sociales, en el
que la desigualdad no sólo se vive en las clases sociales, sino que tenemos
desigualdad de oportunidades, de triunfos, de derechos.
Es un libro
que me hizo pensar en que somos una bola de idiotas, que no estamos realmente
conscientes de que vivimos en una sociedad, que pertenecemos a ella, que podemos
cambiarla para bien.
Igual me
lean un poco romántico e idealista con algunas ideas para poder tener un mejor
país, pero creo que eso lo que necesitamos, un poco de visión idealista para
poder empezar a hacer el cambio.
Somos
pésimos ciudadanos y debemos cambiar en eso de principio. Aceptar que tenemos
la obligación cívica de mejorar, cumplir como personas responsables en el país.
Acciones
pequeñas que contribuyen a generar grandes acciones; respetando las filas para
esperar, disminuir la velocidad t tener precaución al ver el semáforo en
amarillo, tirar la basura en los botes, pagar los impuestos correspondientes,
respetar a otras personas.
El libro de
la Mtra. Dresser nos muestra un diagnóstico de lo que es México, de lo que ha
sido y de las cosas que podríamos hacer para evitar que siga siendo, está visto
que la responsabilidad que le otorgamos a nuestros representantes en gabinetes,
curules y más no ha servido de mucho, o en general para nada, no quiero
generalizar, pero es evidente que son más los que han contribuido a que nuestro
país, nuestro México sea lo que es ahora, un hoyo.
Y dirán
ustedes que México no sólo son cosas negativas en el ámbito de la política,
pues tenemos una amplia y rica cultura, solidaridad como seres humanos, espíritu
de lucha, ganas de trabajar, exquisita muestra gastronómica y miles de cosas
más, pero estamos tan acostumbrados al conformismo que no nos damos cuenta que
podemos tener más. Podemos tener una educación, una excelente economía, una
mejor calidad de vida, seguridad social en país, atención médica gratuita de
calidad y otras miles de cosas más.
“El país de
uno” me dejó un mal sabor de boca, y no por ser un mal libro, para nada, sino
por saberme parte de los mexicanos que hasta el día de hoy no han contribuido a
que el país sea mejor.
Es un
excelente libro, que obviamente no nos da una guía de pasos a seguir para
cambiar como personas y por consiguiente a México, pero nos abre un panorama y
nos hace conscientes que debemos pensar, y actuar, nos hace conscientes a que debemos
alzar la voz, mostrar nuestra inconformidad, exigir.
Les invito a
leerlo, y también les invito a tener un cambio personal en las acciones que realizamos,
en el modo de pensar, en las ganas de tener un mejor lugar para vivir.