miércoles, 21 de mayo de 2014

México, lindo y querido...



 El país de uno, el país nuestro, ahora y siempre.

Pues terminando de leer “El país de uno” de la maestra Denise Dresser, es un libro que a diferencia de otros que he leído que me han dejado ese minuto de silencio y satisfacción al saber que las historias imaginarias que leí tienen un buen final, y si no tiene un buen final no pasa nada, pues se trata de una ficción.

México no es una ficción, es una realidad, una realidad con violencia, con asesinatos, con falta de oportunidades, con autoridades incompetentes, con políticos “transa”, una realidad con discriminación, intolerancia, un México pobre, sin educación.
Pero México sólo es el reflejo de los mexicanos y no al revés.
“El país de uno” es un libro que me llenó de indignación, de coraje, hacia la gente, hacia la política, y que me indignó al saber que he vivido más de 20 años sin saber nada de mi país, que he estado inmerso en un sistema que se controla por el que más tiene y quiere más a costa de otros, en el que hay jefes sociales, en el que la desigualdad no sólo se vive en las clases sociales, sino que tenemos desigualdad de oportunidades, de triunfos, de derechos.
Es un libro que me hizo pensar en que somos una bola de idiotas, que no estamos realmente conscientes de que vivimos en una sociedad, que pertenecemos a ella, que podemos cambiarla para bien.
Igual me lean un poco romántico e idealista con algunas ideas para poder tener un mejor país, pero creo que eso lo que necesitamos, un poco de visión idealista para poder empezar a hacer el cambio.
Somos pésimos ciudadanos y debemos cambiar en eso de principio. Aceptar que tenemos la obligación cívica de mejorar, cumplir como personas responsables en el país.
Acciones pequeñas que contribuyen a generar grandes acciones; respetando las filas para esperar, disminuir la velocidad t tener precaución al ver el semáforo en amarillo, tirar la basura en los botes, pagar los impuestos correspondientes, respetar a otras personas.
El libro de la Mtra. Dresser nos muestra un diagnóstico de lo que es México, de lo que ha sido y de las cosas que podríamos hacer para evitar que siga siendo, está visto que la responsabilidad que le otorgamos a nuestros representantes en gabinetes, curules y más no ha servido de mucho, o en general para nada, no quiero generalizar, pero es evidente que son más los que han contribuido a que nuestro país, nuestro México sea lo que es ahora, un hoyo.
Y dirán ustedes que México no sólo son cosas negativas en el ámbito de la política, pues tenemos una amplia y rica cultura, solidaridad como seres humanos, espíritu de lucha, ganas de trabajar, exquisita muestra gastronómica y miles de cosas más, pero estamos tan acostumbrados al conformismo que no nos damos cuenta que podemos tener más. Podemos tener una educación, una excelente economía, una mejor calidad de vida, seguridad social en país, atención médica gratuita de calidad y otras miles de cosas más.
“El país de uno” me dejó un mal sabor de boca, y no por ser un mal libro, para nada, sino por saberme parte de los mexicanos que hasta el día de hoy no han contribuido a que el país sea mejor.
Es un excelente libro, que obviamente no nos da una guía de pasos a seguir para cambiar como personas y por consiguiente a México, pero nos abre un panorama y nos hace conscientes que debemos pensar, y actuar, nos hace conscientes a que debemos alzar la voz, mostrar nuestra inconformidad, exigir.
Les invito a leerlo, y también les invito a tener un cambio personal en las acciones que realizamos, en el modo de pensar, en las ganas de tener un mejor lugar para vivir.